La Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Junta, a través de la Delegación Territorial en Huelva, está ultimando las excavaciones en la Alcazaba de la ciudad íbero-islámica de Shaltish, localizada en el Paraje Natural Marismas del Odiel. Los trabajos están arrojando relevantes resultados científicos que permitirán profundizar en el conocimiento histórico de este significado yacimiento arqueológico ubicado en el estratégico enclave de la Isla de Saltés, controlando el acceso al estuario del Tinto y del Odiel.
La riqueza patrimonial de este enclave está determinada por la conjunción de factores humanos en un medio natural con los valores naturales de una Reserva de la Biosfera que sobresale por sus sistemas dunares, los bosques mediterráneos, las marismas y lagunas de agua dulce y colonias de aves como el flamenco rosa o la espátula, ha informado la Junta en una nota.
El delegado de la Junta, José Fiscal, y el delegado de Educación, Cultura y Deporte, Vicente Zarza, acompañados del director del Paraje Natural Marismas del Odiel, Enrique Martínez, y de técnicos de Bienes Culturales, han visitado el yacimiento para conocer el alcance de la actual investigación arqueológica que ha supuesto una inversión de 74.500 euros y ha permitido dar continuidad a las campañas arqueológicas anteriores que se centraron en el urbanismo islámico de la ciudad taifa pero sin afrontar un estudio sistemático de la alcazaba que permitirá entender la organización del castillo en época almohade (siglos XII y XIII) y ofrecer nuevas informaciones sobre niveles inferiores, de más antigüedad.
La alcazaba, situada a escasa distancia del trazado urbano en el extremo noroccidental de El Almendral, presenta paredes rectilíneas y abastionadas, de aspecto toscamente rectangular, ocupando un perímetro aproximado de 72 metros por 40 metros. Está construida con muros de tapial (tabiya) que mezcla tierra con argamasa, conchas y piedras, conformando sus paramentos una planta rectangular. Los bastiones definidos hasta la fecha presentan una planta cuadrangular de aproximadamente 7 metros de lado.
En lo que se refiere a los principales resultados de cara a la investigación –si bien aún está en proceso de elaboración y análisis el conjunto de los datos obtenidos en las diferentes estratigrafías deposicionales y constructivas registradas–, en la presente campaña se han obtenido importantes resultados objetivos de cara a profundizar en el conocimiento que hasta la fecha se poseía de la alcazaba de la ciudad islámica de Shaltish. De esta manera en lo que se refiere a la morfología estructural y edilicia del Bien Cultural se podrá obtener una primera planimetría general de la fortificación.
La Junta ha destacado la exhumación de los accesos principales, su configuración y carácter, ubicados en los lienzos oriental y meridional. En el caso del acceso oriental, se ha documentado su configuración arquitectónica principal y originaria, conformando el acceso en recodo de tradición islámica. Un acceso que sufrirá reformas posteriores que originarán su sellado definitivo para la localización de nuevos accesos en el frente sur y, probablemente, oeste, próximo a la ría.
Se han documentado también grandes transformaciones arquitectónicas en el ángulo noroeste de la fortificación, que afecta no sólo a las murallas sino también a las compartimentaciones internas, de las que se han documentado una serie de estancias que son construidas sobre los restos de edificaciones previas transformadas al efecto para albergar las nuevas dependencias.
En relación a las torres, al margen de los criterios de conservación que se extraen del análisis edilicio de las mismas, al igual que sobre el análisis edilicio del conjunto de las murallas, se aprecian remodelaciones constructivas que alterarán una configuración primigenia dando cuenta de un proceso de refortificación del enclave. Todo ello nos lleva a aportar nuevos datos que van definiendo que la alcazaba va acogiendo a lo largo de su existencia y ocupación diversos episodios de transformación arquitectónica hasta su abandono definitivo a finales de la Baja Edad Media.
Por el momento no es posible avanzar una cronología definitiva que informe sobre el momento en el que acontece tanto la construcción primigenia como las sucesivas reformas que se llevan a cabo sobre la fortaleza saltesiana y dependencias interiores, en espera del análisis general de los datos extraídos de la secuencia estratigráfica documentada durante la presente intervención. Asimismo, se ha procedido al registro pormenorizado de todas las evidencias arqueológicas susceptibles de ser posteriormente investigadas.
La información obtenida permitirá abordar la redacción por parte de la Consejería a través de su Secretaría General de Cultura de un Proyecto de restauración de la Alcazaba en el contexto de la ciudad íbero-islámica de Shatish que permita la conservación y puesta en valor de este significado Bien de Interés Cultural.
REFERENTES HISTÓRICOS
Varios son los autores, en su mayoría árabes, que hacen referencia en sus escritos a la Isla de Saltés. Con anterioridad, en su Ora Marítima, el poeta romano Rufo Festo Avieno en el siglo IV se refiere a ella a ella como la «isla entre dos ríos». El más antiguo testimonio referido a la isla lo encontramos en la famosa Geographia de Estrabón, (III,5,5) quien hablaba de los viajes de los marineros fenicios a la zona desde el VIII a. C. cuando el oráculo les indica que deben edificar un templo a Hércules. Escrita en el siglo I d.C., se dice que a la llegada de los fenicios a la Península Ibérica, éstos arribaron en una isla situada frente a la ciudad de Onuba, donde existía un templo consagrado a Hércules/Melqart.
Sin embargo, es en época islámica cuando se encuentran los testimonios escritos más interesantes y descriptivos sobre este enclave. En el siglo IX, al-‘Udrî hace las primeras referencias al asentamiento con el nombre de Shaltîsh, a propósito de la campaña del año 844, cuando se dice que los normandos bajan a la isla de Saltés después de saquear Sevilla. Posteriormente, al-Marrakushi e Ibn ‘Idafri denominan al asentamiento como Madîna y capital del pequeño reino taifa que tuvo como soberano al padre de al-Bakrî. En contraposición, Yaqût la define como una pequeña aldea. Otros autores como al-Qalqashandî e Ibn-Jaldûn citan Shaltîsh al relatar el destierro del sevillano ‘Abd al-Walid en el siglo XI.
Hasta el siglo XIII no se encuentra una descripción detallada de la ciudad medieval, en cuanto a su estructura urbana, sus recursos económicos y sus aspectos culturales, la cual viene dada por al-Himyarî. En cuanto a las características físicas de la ciudad, se deduce que se trataba de un complejo y denso tejido urbano, una Medina a la que se unían varios arrabales, que poseía puerto y atarazanas, destacando la abundancia de agua potable.
De los escritos de al-Himyarî también se deducen ciertos aspectos relativos a la base económica de la ciudad, la cual tendría como principales bases productivas una importante actividad metalúrgica de transformación del mineral de hierro y una rica agricultura fundamentada en el cultivo de huertos, aprovechamiento de pastos y cultivo de leguminosas. Todos estos elementos, favorecidos por la excelente y privilegiada situación de cara al mar, harían de Saltés un enclave cuya prosperidad se prolongaría hasta la llegada de los cristianos, en el siglo XIII.
Es precisamente desde época cristiana cuando la información documental acerca de la Isla de Saltés se reduce considerablemente, siendo incluso escasos los datos referentes a la conquista cristiana de la isla y al impacto producido sobre su población.
FUENTE: lainformacion