EL PUERTO SECRETO DE COLÓN

EL PUERTO SECRETO DE COLÓN

Una veintena de personas se mueve, como si apenas rozase el polvoriento suelo, entre los muros medio caídos de una estructura al pie de una ladera frente a la cual solo se atisba maleza. Los protagonistas de esta coreografía son arqueólogos y obreros que se afanan en descifrar para qué servían las estancias que van surgiendo del barro y sumando incógnitas a una excavación sobre la que ha puesto sus ojos medio mundo: el antiguo puerto de Palos de la Frontera (Huelva) del que zarpó Colón el 3 de agosto de 1492.

“Nos queda todavía más de un mes de campaña y mucho trabajo posterior, porque casi cada día encontramos nuevas evidencias que nos permiten aclarar los usos de estas estancias”, explicaba este jueves Juan Campos, catedrático de Arqueología de la Universidad de Huelva y director del proyecto que ha conseguido desenterrar un lugar simbólico para Occidente. Un puerto histórico del que no faltan referencias documentales pero que, literalmente, se lo había tragado la tierra.

“El hallazgo no tendría la enorme repercusión que está teniendo si se tratara de cualquier otro puerto del siglo XV, pero aquí estamos en un espacio emblemático que cambió el curso de la historia”, puntualiza Campos, quien ya había trabajado en esos terrenos en 1992, cuando realizó una prospección geotécnica en la ensenada del río Tinto, que forma el puerto natural de Palos. El trabajo definió la fisonomía de la ensenada y calculó que a finales del siglo XV tenía unos ocho metros de profundidad, más que suficiente para el atraque de unas naves con tres metros de calado.

“Fue un estudio preliminar para el proyecto de ajardinamiento que realizó la Consejería de Obras Públicas y en cuanto entregamos el trabajo se pusieron a mover tierra sin ninguna contemplación con lo que intuíamos que había enterrado a solo dos metros de la superficie. Cuando una excavadora rompió uno de los hornos del siglo XV conseguimos que se parara la obra en la ladera, pero ya habían dañado otras estructuras”, recuerda Campos, tan enfadado entonces que se prometió no volver a pisar el lugar. Algo que, obviamente, no ha podido cumplir cuando el Ayuntamiento de Palos le ofreció ponerse al frente de la excavación.

Los trabajos, iniciados el pasado junio, han localizado la alota, el edificio portuario de uso comercial en el que, según la documentación histórica, Colón se entrevistó con muchos de los marinos que se enrolaron en su gran aventura. “La alota es un edificio con funciones de aduana, donde se subastaba la mercancía y se hacían todas las transacciones comerciales. Aquí se reunían los marineros y albergaba también una fonda donde comer y dormir”, precisa el arqueólogo señalando el lugar en el que sospechan que se encontraba el hogar de la cantina. El conjunto construido al pie de la ladera ocupa unos 800 metros cuadrados, con distintas estancias que se fueron añadiendo posteriormente a un edificio rectangular de 90 metros cuadrados con tres espacios. La otra gran área en la que se excava, ubicada también en la zona, es un enorme alfar en el que hasta ahora se han encontrado cinco hornos del XV y se sospecha que hay otros dos.

“Este ya era un puerto próspero a principios del siglo XV, de aquí salía loza de mesa, ladrillos y tejas para buena parte de Europa y, además, los marinos palermos [gentilicio de Palos] habían conseguido de la reina Isabel de Castilla patente de corso para sus incursiones en Guinea. Su fama de aguerridos navegantes fue precisamente lo que atrajo a Cristóbal Colón a Palos”, explica Campos mientras vigila como el conductor de la retroexcavadora va sacando tierra. Hasta ahora han movido 4.800 toneladas.

“La creación de la Casa de la Contratación de Indias en 1503 en Sevilla supuso el principio de la decadencia del puerto de Palos que se abandonó definitivamente a finales del XVI. La erosión de la colina, más por el proceso climatológico que por la acción antrópica, lo cubrió para siempre y sepultó su memoria a principios del XVII”, explica el arqueólogo mientras contempla extasiado los testares —depósito de cerámicas defectuosas— que acaban de descubrir junto a los hornos y que les permitirá reconstruir la vajilla de loza que acompañó a Colón en su periplo.
El proyecto persigue hacer visitable todo el conjunto de hornos y estructuras portuarias y que el agua vuelva a lamer las orillas del antiguo puerto, igual que lo hacía cuando el almirante partió al mando de dos carabelas y una nao. Además, el alcalde de Palos de la Frontera, Carmelo Romero, está acariciando la idea de trasladar las réplicas de las tres naves que protagonizaron la hazaña, que desde 1994 se exhiben en el paraje de La Rábida, al antiguo puerto.

FUENTE: elpais.es

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