Noticias Arqueología

Seguimos descubriendo el patrimonio que nos rodea. Seguimos intentando dar valor a nuestro patrimonio. La ciudad se nos empieza quedar pequeña, aún quedan cosas que mostrar (próximos capítulos), pero el buen tiempo nos llama a salir al campo.

En esta ocasión nos vamos a la gran obra de ingeniería de la comarca. El puente que cruza el Guadalete a la altura del Monasterio de Santa María de la Defensión de la orden de los cartujos. Una obra que supuso una inversión por parte de Xerez y un avance en las comunicaciones con el estrecho de Gibraltar. Os dejamos una breve reseña para que tengáis algo más de información.El Puente de la Cartuja

Esperemos que disfrutéis tanto como nosotros hemos hecho y os deje la sensación de querer saber más y conocerlo mejor.

Un saludo.

Un equipo de arqueología agraria, dirigido por la profesora de la Universidad de León (ULE) Margarita Fernández Mier, ha retomado los trabajos arqueológicos en Vigaña (Belmonte de Miranda, Asturias, España), que se inicia después de un año de revisión de los datos obtenidos en campañas anteriores.

Desde el pasado lunes 6 y hasta el domingo 26 de julio se va a desarrollar la excavación correspondiente a la campaña de 2015, en uno de los parajes que fueron objeto de investigación arqueológica en la campaña de 2013: el despoblado de L. linares, localizado en el límite territorial entre Vigaña y el vecino pueblo de Castañera. En la anterior campaña salió a la luz una necrópolis medieval en el entorno de la capilla de Llinares, que se superpone a niveles de uso doméstico cuya cronología se intentará definir en esta campaña.

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Margarita Fernández explica que “el principal objetivo que nos planteamos para este verano es delimitar la extensión de la necrópolis medieval, definir su cronología, establecer sus relaciones con la necrópolis de Vigaña e intentar localizar el lugar de hábitat relacionado con la necrópolis”.

La campaña arqueológica dirigida por la profesora de la ULE, Investigadora Principal del proyecto, y Cesar Martínez Gallardo, arqueólogo profesional, cuenta con la participación de una decena de alumnos, procedentes de las Universidades de León y Oviedo.

Hay que reseñar que, como en anteriores ocasiones, la excavación arqueológica se desarrolla en el marco de un proyecto financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad que tiene por título: ‘Poder central y poderes locales entre la antigüedad tardía y la alta Edad Media, 400-00 después de Cristo en el Norte de Hispania y su contexto europeo’. “Además, -explica Margarita Fernández-, este año contamos con la colaboración del Ayuntamiento de Belmonte de Miranda, tanto desde el punto de vista logístico como económico”.

La excavación se limitará al mes de julio, sin embargo durante el mes de agosto, se intentará trasladar de una forma práctica y amena los resultados de las investigaciones a la sociedad, con especial atención a los más pequeños. Para ello, durante los días 20 y 21 de agosto, y en colaboración con el Ayuntamiento de Belmonte, se celebrarán unos talleres arqueológicos “en los que recrearemos las formas de vida de algunos de los períodos históricos mejor representados en nuestro yacimiento: el neolítico y la Edad Media”. (Fuente: ULE/DICYT)

FUENTE: noticiasdelaciencia.com

Los nuevos hallazgos hacen del yacimiento el más importante de Europa en su género. Tres nuevos hornos y una habitación se añaden al conjunto. En octubre pasado, el catedrático Juan Campos presentaba entusiasmado el resultado de las excavaciones de su equipo en Palos de la Frontera: los elementos que componían el puerto de la localidad en el siglo XV, el mismo que fue elegido por Cristóbal Colón para emprender su viaje descubridor al Nuevo Mundo. En estos nueve meses que han pasado, nuevos hallazgos se han sucedido en el área de trabajo situado junto a La Fontanilla, y al margen del valor histórico se ha incrementado el científico, el arqueológico, en unas dimensiones no imaginadas. El entusiasmo de Campos ha ido a más: «Podemos decir que tenemos el alfar más completo y mejor conservado de Europa de los siglos XV y XVI».

El alfar del que habla el arqueólogo de la Universidad de Huelva es un conjunto de hornos que formaba parte de la infraestructura portuaria palerma hace cinco siglos, centrando la principal actividad industrial de la localidad, destinada al comercio y al suministro de las naves que atracaban entonces en uno de los enclaves del suroeste peninsular más activos. Los descubrimientos recientes han sumado al conjunto tres nuevas piezas: un gigantesco horno para la producción de ladrillos, mayor que el ya excavado antes, con una anchura de 4,40 metros, más una calera intacta y un pequeño horno laboratorio, en el que los maestros hacían pruebas de cerámica previas a la fabricación en masa. Los tres, en un estado de conservación excepcional, han convertido el alfar palermo en un objeto de estudio único, con una docena de hornos de distinta naturaleza.

A ellos se une otra revelación mayúscula: una habitación adicional en la alota, construcción destinada a transacciones comerciales, almacén y pernocta. Ahora se sabe que allí también se ubicaba la sala de torneado, para dar forma a las piezas que se cocían después en los hornos. Y junto al edificio, un pozo del que se sacaba el agua necesaria para el proceso. Y hay más novedades: muros de adobe entre la alota y la ensenada donde se encontraba la ría, pavimentos de distinto tipo, canalizaciones, nuevos testares (depósitos de pruebas de producción), hasta 40 en total, y una partida intacta de más de 90 conos (envases) para la comercialización de azúcar. «Ha sido espectacular. Estaban apilados unos con otros, preparados para embarcar, como si se hubiera parado el tiempo», apunta Juan Campos.

«Tenemos contabilizadas más de 70.000 piezas -confiesa- de las que 19.000 están ya siendo estudiadas y tratadas por una restauradora». Éstas se someten a un proceso minucioso, que incluye el aislamiento de vasijas con la tierra depositada en su interior. De esta forma, llevadas directamente al laboratorio, cuenta el director de la excavación, «podemos hacer análisis de polen que nos den una idea de la vegetación que había aquí entonces». Investigadores de la Universidad de Faro están trabajando en este sentido, y en el análisis de sedimentos con restos de raíces, semillas, carbón, moluscos y fauna de consumo para conocer cómo era el entorno, qué tipo de combustible se usaba o cuál era la dieta de los marineros que frecuentaban el lugar.

La comunidad internacional mira con ojos de plato al yacimiento palermo. A Juan Campos le llueven las llamadas de colegas y de medios de comunicación especializados. La atención por el puerto de Colón no se pierde; ha crecido estos meses y seguirá así mucho tiempo. «Nos han pedido artículos científicos para hablar de las excavaciones, nos invitan a conferencias y simposios. Los alfares, además, están ahora muy de moda en la arqueología y hay un enorme interés. Desde un congreso sobre el tema en Turquía están haciendo ahora todo lo posible para que vaya a presentarles todo lo que tenemos», explica el profesor, subrayando el interés máximo existente.

La primera fase del trabajo de campo finalizará en septiembre. En estos momentos están dejando preparado el nuevo horno de ladrillo descubierto y después procederán a rematar la excavación de la alota, centrándose en el primer derrumbe, con los restos del tejado que tuvo en su día, del que pueden sacar mucha información. Después será tiempo de analizar los restos para avanzar en su estudio y terminar de configurar el proyecto de conservación y restauración del yacimiento, en el que se levantará parte del edificio de la alota. Por el momento, como paso previo, se trabaja ahora en la reproducción en 3D del conjunto y todos sus elementos.

La minuciosidad es extrema. Incluso se ha habilitado un depósito, que será sellado en el terreno, para contener los miles de fragmentos descartados para la investigación actual. «Preferimos no tirarlos y conservarlos ahí por si en un futuro, quién sabe si dentro de 80 años, hay tecnología suficiente para obtener nuevos datos de estas piezas», explica Juan Campos.

Los siguientes pasos tomarán el camino de la ensenada, donde se ubicaban los embarcaderos. «Eran muelles de madera, donde seguramente atracaban los barcos, y será prácticamente imposible encontrar restos», adelanta el catedrático, que sí admite que podrían toparse con algún pecio por donde antes discurría la lámina de agua. Pero eso quedará para fases sucesivas. Porque lo que es seguro que el viejo puerto de Palos seguirá ofreciendo nuevos hallazgos para regocijo de la comunidad científica y para la reivindicación de la historia colombina en Huelva.

FUENTE: huelvainformación.es

Ambas instituciones firman un convenio de colaboración para realizar prácticas de campo en el yacimiento de la antigua Iluro

El alcalde de Mataró, Joan Mora, y el rector de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Ferran Sancho, han firmado un convenio de colaboración para la creación del Campus de Arqueología UAB de Torre Llauder (Mataró).

La Universidad Autónoma de Barcelona, a través del Departamento de Ciències de l’Antiguitat i de l’Edat Mitjajana, mantiene colaboraciones con el Ayuntamiento de Mataró (Mataró) en el ámbito de la investigación y de la docencia de los estudios de arqueología desde diciembre del año 1998. Esta colaboración se concreta en la realización de las prácticas de campo de arqueología y trabajos arqueológicos en el yacimiento de Torre Llauder. A finales del año pasado, una veintena de alumnos de la UAB ya realizaron unas jornadas de prácticas en este yacimiento.

La creación del Campus de Arqueología UAB de Torre Llauder (Mataró) posibilitará la investigación y el desarrollo científico en el campo de la arqueología y del patrimonio, y constituirá una herramienta esencial en la formación de los estudiantes. Además será un elemento dinamizador del patrimonio arqueológico del municipio para la difusión de los resultados científicos en los ámbitos académicos y del público general, contribuyendo así a promover el yacimiento de Torre Llauder como espacio de referencia.

El campus permitirá la docencia de campo de grados, másteres y doctorados impartidos por la UAB en el ámbito de la arqueología tanto en el yacimiento como en las instalaciones de investigación municipales vinculadas, así como facilitar las actividades de investigación y desarrollo científico en el campo de la arqueología y del patrimonio. Estará también al servicio de toda la comunidad científica nacional y abierto a la colaboración internacional en el ámbito de la investigación.

La UAB pretende contribuir a la valorización del patrimonio cultural de Cataluña con el reconocimiento como Campus Arqueológico de la UAB del trabajo de sus grupos de arqueología en varios yacimientos de nuestro país.

FUENTE: lavanguardia.com

Los que llamaron a aquel pago Cueva de la Mora no iban desencaminados. A una hora y media de suave paseo desde Villaviciosa de Odón (26.700 habitantes), en un cerro en la orilla izquierda del río Guadarrama, las ruinas de la ciudad islámica de Calatalifa (del siglo IX, según las investigaciones) luchan todavía contra el paso del tiempo. Pese a la opinión de los expertos, que insisten en que el yacimiento podría albergar incluso restos visigodos, la Comunidad de Madrid se resiste a investigar la fortaleza. Lo único que se conoce de la antigua ciudad es el resultado de tres catas arqueológicas realizadas hace 35 años. Calatalifa espera.
Y tiene prisa. El pasado mayo, parte del arco del centenario aljibe mayor (al descubierto) cayó a plomo desde la cortada hasta el camino que bordea el cerro. Ecologistas en Acción, que lleva 13 años organizando marchas hasta las ruinas para reivindicar su importancia, dio entonces la voz de alarma. “Habíamos advertido de que había grietas mayores y cabía el riesgo de derrumbe”, explica Jesús Bartolomé, de la organización. La única medida de protección tomada desde entonces por Comunidad y Ayuntamiento ha sido rodear los escombros con una cinta policial.
Más de tres décadas distan entre esa imagen y las que muestra orgullosamente Manuel Retuerce, arqueólogo que dirigió las tres campañas realizadas entre 1980 y 1982 y que entonces estaba lejos aún de convertirse en uno de los mayores medievalistas de España. “Empezamos a excavar por un proyecto de lo que entonces era la Diputación. Cuando paramos, no lo hicimos porque no tuviera importancia. Simplemente, se acabó el dinero”, explica.
Apenas dio para desenterrar los cimientos de la muralla, de tres metros de profundidad, que dejaban imaginar unos muros de hasta siete metros de altura. Se vislumbraron los zócalos de viviendas, cerámicas y algunos restos de tumbas cristianas. Poco más: “No hemos visto ni el 1% de la ciudad”, afirma el también profesor de la Universidad Complutense. Pese a eso, en 1984 se llegó a plantear abrir un museo arqueológico en la localidad.
A partir de aquellas investigaciones y de las numerosas fuentes escritas que dan testimonio de la existencia de Calatalifa, el arqueólogo Jesús Rodríguez ha concluido que la fortaleza defendía a los musulmanes de los problemáticos mozárabes de Toledo. Probablemente, asegura el coautor de Calatalifa, historia de una fortaleza, la población controlaría las almenaras de la Sierra del Hoyo. En el siglo XIV, tras cientos de años habitada, la que Rodríguez define como “única ciudad junto al Guadarrama” fue vencida por la peste y se convirtió en un “lugar enfermo”, del que había que huir. Retuerce considera que la ciudad es, tras Madrid, Alcalá la Vieja y Talamanca, el cuarto yacimiento árabe en relevancia. Y el único sin excavar.
“Es un yacimiento que convendría investigar. Y es cuestión de voluntad política y organización. En Boadilla, por ejemplo, sí se está haciendo [en San Babilés, en una excavación sufragada por el Ayuntamiento]”, asegura Retuerce. Sin embargo, la Comunidad y el gobierno municipal de Villaviciosa se pasan la pelota.
A principios de septiembre, en una respuesta escrita a UPyD en la Asamblea, la Consejería de Cultura se quitaba responsabilidades. El Ejecutivo regional aseguraba que se habían comunicado al Ayuntamiento de Villaviciosa “las actuaciones que habría que llevar a cabo” en el yacimiento. María del Carmen Alonso, concejala de Cultura de la localidad (PP), matiza estas afirmaciones: “Es verdad que nos remitieron un informe preliminar en julio, pero no nos han dado instrucciones. Esto es competencia de la Comunidad. Nosotros estamos más que dispuestos a colaborar en cualquier decisión que se tome. El Gobierno regional asegura ahora que la Dirección General de Patrimonio está aún evaluando la situación del yacimiento”.
Hay, además, un tercero en discordia. Calatalifa se asienta sobre una finca privada de más de cuatro hectáreas que es terreno baldío desde hace al menos tres décadas, según los participantes en las excavaciones. La Comunidad considera que “tiene que ser el propietario quien lleve a cabo todas las actuaciones necesarias” para la conservación de las ruinas. Aunque en septiembre afirmaba que estaba previsto un encuentro con el dueño del terreno, la reunión aún no se ha producido; se celebrará, asegura, “en los próximos días”.
Retuerce se extraña ante tal decisión: “Las competencias de protección son de Comunidad y Ayuntamiento, no de un particular. Aunque la Comunidad tiene que autorizar la excavación, el promotor de la excavación puede ser cualquiera que ponga dinero: Ayuntamiento, Comunidad, el propietario, tú o yo”.
Para costear un mes de trabajo de campo, que generaría otros tres de investigación, bastaría con entre 12.000 y 15.000 euros, según los planes de Retuerce. El arqueólogo señala que el terreno de Calatalifa no ha sido reurbanizado (a diferencia de las demás ciudades árabes de la región), y que es de fácil acceso y cercano a dos grandes poblaciones del sur, Móstoles y Alcorcón. “Es un terreno idóneo para la investigación. La excavación podría ser realizada con un equipo formado por estudiantes y apoyado por técnicos del Ayuntamiento”, dice el arqueólogo, dejando volar su imaginación.
El arqueólogo descarta, sin embargo, la idea de intervenir el aljibe únicamente para evitar su derrumbe: “Vas a gastar 60.000 euros en mantener en pie algo que quizás dentro de 10 años va a acabar igual”. Retuerce asegura que este tipo de yacimientos, situados en cerros junto a un meandro, acaban siendo devorados por la fuerza del agua.
Un tercio de Calatalifa podría haberse desplomado ya desde un barranco cada vez más cercano al núcleo de la antigua población.
Mientras la naturaleza trata de borrar la huella de la ciudad árabe, los vecinos de Villaviciosa de Odón intentan recuperarla. El desplome del aljibe ha reavivado el interés por el yacimiento que da nombre al instituto y a una de las principales avenidas de la localidad, pero que pocos conocen. La asociación de vecinos del municipio, Ecologistas en Acción y Villaviciosa Ecológica han comenzado una campaña con un objetivo: conseguir algún compromiso de las instituciones para investigar las ruinas de cara a las próximas elecciones municipales.
El pasado jueves, más de 120 personas se agolpaban en una de las salas del Coliseo de la Cultura de Villaviciosa en una mesa redonda sobre la fortaleza árabe. “Algo habrá que hacer, ¿cómo hemos llegado a este punto?”, lanzaba un asistente durante la charla. Manuel Retuerce, el principal ponente, resoplaba. “Si yo hace 35 años ya lo dije… Tiempo ha habido de solucionarlo”. Pero el tiempo corre, incluso para unas ruinas milenarias.
FUENTE: elpais.es

Una veintena de personas se mueve, como si apenas rozase el polvoriento suelo, entre los muros medio caídos de una estructura al pie de una ladera frente a la cual solo se atisba maleza. Los protagonistas de esta coreografía son arqueólogos y obreros que se afanan en descifrar para qué servían las estancias que van surgiendo del barro y sumando incógnitas a una excavación sobre la que ha puesto sus ojos medio mundo: el antiguo puerto de Palos de la Frontera (Huelva) del que zarpó Colón el 3 de agosto de 1492.

“Nos queda todavía más de un mes de campaña y mucho trabajo posterior, porque casi cada día encontramos nuevas evidencias que nos permiten aclarar los usos de estas estancias”, explicaba este jueves Juan Campos, catedrático de Arqueología de la Universidad de Huelva y director del proyecto que ha conseguido desenterrar un lugar simbólico para Occidente. Un puerto histórico del que no faltan referencias documentales pero que, literalmente, se lo había tragado la tierra.

“El hallazgo no tendría la enorme repercusión que está teniendo si se tratara de cualquier otro puerto del siglo XV, pero aquí estamos en un espacio emblemático que cambió el curso de la historia”, puntualiza Campos, quien ya había trabajado en esos terrenos en 1992, cuando realizó una prospección geotécnica en la ensenada del río Tinto, que forma el puerto natural de Palos. El trabajo definió la fisonomía de la ensenada y calculó que a finales del siglo XV tenía unos ocho metros de profundidad, más que suficiente para el atraque de unas naves con tres metros de calado.

“Fue un estudio preliminar para el proyecto de ajardinamiento que realizó la Consejería de Obras Públicas y en cuanto entregamos el trabajo se pusieron a mover tierra sin ninguna contemplación con lo que intuíamos que había enterrado a solo dos metros de la superficie. Cuando una excavadora rompió uno de los hornos del siglo XV conseguimos que se parara la obra en la ladera, pero ya habían dañado otras estructuras”, recuerda Campos, tan enfadado entonces que se prometió no volver a pisar el lugar. Algo que, obviamente, no ha podido cumplir cuando el Ayuntamiento de Palos le ofreció ponerse al frente de la excavación.

Los trabajos, iniciados el pasado junio, han localizado la alota, el edificio portuario de uso comercial en el que, según la documentación histórica, Colón se entrevistó con muchos de los marinos que se enrolaron en su gran aventura. “La alota es un edificio con funciones de aduana, donde se subastaba la mercancía y se hacían todas las transacciones comerciales. Aquí se reunían los marineros y albergaba también una fonda donde comer y dormir”, precisa el arqueólogo señalando el lugar en el que sospechan que se encontraba el hogar de la cantina. El conjunto construido al pie de la ladera ocupa unos 800 metros cuadrados, con distintas estancias que se fueron añadiendo posteriormente a un edificio rectangular de 90 metros cuadrados con tres espacios. La otra gran área en la que se excava, ubicada también en la zona, es un enorme alfar en el que hasta ahora se han encontrado cinco hornos del XV y se sospecha que hay otros dos.

“Este ya era un puerto próspero a principios del siglo XV, de aquí salía loza de mesa, ladrillos y tejas para buena parte de Europa y, además, los marinos palermos [gentilicio de Palos] habían conseguido de la reina Isabel de Castilla patente de corso para sus incursiones en Guinea. Su fama de aguerridos navegantes fue precisamente lo que atrajo a Cristóbal Colón a Palos”, explica Campos mientras vigila como el conductor de la retroexcavadora va sacando tierra. Hasta ahora han movido 4.800 toneladas.

“La creación de la Casa de la Contratación de Indias en 1503 en Sevilla supuso el principio de la decadencia del puerto de Palos que se abandonó definitivamente a finales del XVI. La erosión de la colina, más por el proceso climatológico que por la acción antrópica, lo cubrió para siempre y sepultó su memoria a principios del XVII”, explica el arqueólogo mientras contempla extasiado los testares —depósito de cerámicas defectuosas— que acaban de descubrir junto a los hornos y que les permitirá reconstruir la vajilla de loza que acompañó a Colón en su periplo.
El proyecto persigue hacer visitable todo el conjunto de hornos y estructuras portuarias y que el agua vuelva a lamer las orillas del antiguo puerto, igual que lo hacía cuando el almirante partió al mando de dos carabelas y una nao. Además, el alcalde de Palos de la Frontera, Carmelo Romero, está acariciando la idea de trasladar las réplicas de las tres naves que protagonizaron la hazaña, que desde 1994 se exhiben en el paraje de La Rábida, al antiguo puerto.

FUENTE: elpais.es

Desde la calle, nada presagia lo que esconden las salas de restauración del Museo Arqueológico de Linares (Jaén). Pero sólo el hecho de subir a la segunda planta de la casona palaciega que alberga las joyas arqueológicas, sobre todo iberas y romanas, que han salido en los últimos años de las excavaciones de la antigua ciudad de Cástulo ya augura un gran descubrimiento. Los arqueólogos y restauradores recorren los laboratorios empeñados en las piezas que sostienen entre sus manos con la delicadeza que requiere el paso del tiempo. Están deseosos de mostrar al mundo el hallazgo de la última campaña que aún no ha terminado. De pronto, una de las técnicas de restauración aparece ante nosotros portando una caja de plástico de color azul. «Aquí la tenemos», dice sentenciosa. Apoya el cajón sobre una de las mesas de trabajo y levanta la tapa en la que un dibujo ya revela lo que va a aparecer en el interior. Una tela negra en el interior del arcón hace resaltar los grabados, pero lo primero que llama la atención es el maravilloso estado de conservación y lo completa que está la pieza de vidrio que lleva oculta más de 1.600 años, desde la segunda mitad del siglo IV.

Es necesario fijarse bien para percibir que está formada por pequeños pedazos pegados con gran habilidad usando una resina de restauración llamada Paraloid. Pero los puntos de unión no distraen para que la imagen de un Cristo arcaico, imberbe y con estética de filósofo griego, sosteniendo una cruz gemada, emerja con claridad ante todos los presentes. Son apenas 175 gramos de vidrio de unos dos milímetros de espesor. Es una patena, un plato de 22 centímetros de diámetro con una función muy clara en la liturgia del cristianismo: sostener el pan, la metáfora del cuerpo de Cristo, en la celebración de la eucaristía. No obstante, no es una pieza más.

El excelente estado de conservación de una pieza tan delicada ha permitido a los arqueólogos del proyecto Forum MMX, que realiza las excavaciones de la antigua ciudad monumental de Cástulo, recuperar hasta el 81% de la patena original, algo realmente excepcional en piezas de vidrio tan antiguas. Pero, además, el modo de representación de Cristo y la cronología del edificio y el estrato en el que se encontraba la patena evocan la época fundacional del primer cristianismo y prometen remover las cronologías arqueológicas de este tiempo, al menos en la Península Ibérica.

«Cuando lo encontramos hubo una gran discusión dentro del equipo de arqueólogos», reconoce a EL MUNDO Marcelo Castro, director del proyecto Forum MMX que lleva a cabo las excavaciones en Cástulo. «Teníamos miedo a defender lo que veíamos, porque obligaba a revisar las cronologías del primer cristianismo en España», asegura el arqueólogo.

Pero el hallazgo de la patena ha supuesto un enorme espaldarazo para las hipótesis del equipo dirigido por Castro. Durante las excavaciones en la zona donde aparecieron los vidrios que fueron presentados ayer por la Junta de Andalucía en Linares, varios especialistas mantenían que se trataba de un edificio paleocristiano. «A medio camino entre las catacumbas y casas clandestinas de culto y las primeras arquitecturas cristianas de Roma», explica el director del yacimiento. Pero sólo con las estructuras de piedra no iba a ser fácil defender esa postura ante la comunidad internacional. «Aunque hay que irse a Mesopotamia para encontrar una arquitectura parecida», dice Castro. Sin embargo, la campaña de este verano les ha hecho un regalo de un valor incalculable.

El cristianismo fue una religión clandestina y perseguida durante los siglos II y III. Por ese motivo se extendió en esa época la representación del hijo de Dios a través de alegorías como la figura del pez, cuya palabra en griego era el acróstico de «Jesucristo, hijo de Dios, salvador». No fue hasta el siglo IV, con el edicto de Milán del año 313, cuando al acceder al trono el emperador Constantino -cuya familia se convirtió al cristianismo- legaliza y permite su culto sin cortapisa alguna.

Y, según han podido fechar los arqueólogos de Cástulo gracias al análisis de materiales cerámicos y al estudio de monedas asociadas -una de ellas acuñada en tiempos del emperador Constancio II-, la patena que acaban de presentar al mundo coincide cronológicamente justo con ese momento histórico en el que el cristianismo deja de ser practicado en secreto en catacumbas y casas de culto -‘Domus Ecclesiae’- a espaldas de la sociedad de la época. Es decir, el hallazgo contiene una de las primeras representaciones de Cristo después de la dignificación del culto cristiano, conclusión apoyada por algunos de los mayores expertos del mundo en este tipo de arte como Anastassios Antonaras, del Museo de Cultura Bizantina de Tesalónica (Grecia), Lucía Seguí, de la Universidad de la Sapienza de Roma o Ángel Fuentes, de la Autónoma de Madrid.
De hecho, la propia representación del hijo de Dios imberbe, con el pelo corto y rizado al estilo alejandrino y ataviado con una toga de filósofo, revela una iconografía perteneciente a la época anterior a la estabilización del cristianismo. Y lo mismo sucede con los personajes que le acompañan en la escena tan común en el arte paleocristiano de la ‘traditio legis’, la entrega del mensaje evangélico a los apóstoles Pedro y Pablo. Ambas figuras portan un pergamino -‘rotulus legis’- y también están togados, pero carecen de los caracteres distintivos de ambos apóstoles -la barba y el gallo o la calva- que aparecerán posteriormente con la consolidación definitiva de esta religión.

Tanto es así, que el deán de la Catedral de Jaén, Francisco Juan Martínez Rojas, uno de los mayores expertos en iconografía paleocristiana, recomendó a los arqueólogos, después de examinar la patena hallada en Cástulo, que no atribuyesen esos personajes a Pedro y Pablo por si en la representación arcaica este tipo de escenas se representaban con apóstoles no identificados. El crismón presente en la patena representa el Alfa y el Omega, el principio y el fin, y realza la idea de inmortalidad, realeza y divinidad que se pretendía obtener con este Cristo en majestad. «Yo soy el Alfa y el Omega -dice el señor Dios- el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (Libro del Apocalipsis 1, 8).

El otro elemento arcaico de la pieza es el propio material. Tanto la elaboración del plato litúrgico, como el trazo del grabado han llevado a los expertos a pensar que fue elaborada en el taller del puerto de Ostia, en Roma, y no en otros talleres de menor importancia como el de Colonia, del que procede otra de las piezas de similar fabricación expuesta en el Metropolitan de Nueva York.

En los textos de Tertuliano, el único padre de la Iglesia que no fue canonizado, ya se habla de cálices y patenas decorados con la figura del buen pastor en el siglo III. Y en el ‘Liber Pontificalis’, la obra que compila las biografías de los primeros papas, se hace referencia a la presencia de patenas de vidrio durante el papado de Ceferino, en los siglos II y III. Pero una disposición del siglo IV atribuida al papa Urbano I, que ordena cómo tenían que ser los objetos de liturgia, obligó a abandonar la fabricación de cálices y patenas de vidrio, madera o cobre y a utilizar para ello metales preciosos, como el oro o la plata. De nuevo, la pieza hallada en Cástulo se encuentra en un espacio de transición entre el paleocristianismo y la consolidación como la religión de las elites vinculadas al poder.

Pero Cástulo es mucho más que un ejemplo del primer cristianismo de la Península Ibérica. «El perfil arqueológico de Cástulo es un tesoro continuo desde la Edad del Bronce hasta el Renacimiento, cuando se abandonó definitivamente la ciudad», como explica Yolanda Jiménez, una de las arqueólogas del proyecto. Apenas se ha arañado un uno por mil de la tierra que cubre esta antigua ciudad amurallada. Pero los tesoros de los primeros siglos de nuestra era que ya han visto la luz en estas excavaciones permiten imaginar la gran urbe que se esconde bajo el promontorio. Cástulo era, a través del río Guadalimar, el último puerto de entrada a la zona desde el Mediterráneo. Y los mosaicos del siglo I que se han descubierto en este rincón de Andalucía desde 2011 dan idea de la potencia económica y el poder político de la ciudad.

El mosaico de los amores, elegido como uno de los hallazgos del año 2012 por ‘National Geographic’, era el suelo de la sede del culto imperial de Domiciano, un emperador autócrata y despiadado condenado al olvido a través de un ‘damnatio memoriae’ emitido por el Senado romano. Quizá por eso las 750.000 teselas de 24 colores traídas desde los confines del imperio hayan llegado casi intactas hasta nuestros días. «A Domiciano le cortaron la cabeza cuando se estaba construyendo el edificio, y tras la condena al olvido, se derribaron los muros sobre el propio mosaico», cuenta Marcelo Castro.

Mientras trabajan los arqueólogos, los visitantes curiosean las excavaciones y escuchan las explicaciones del equipo de Forum MMX. «En lugar de cerrar el yacimiento, hemos establecido un régimen de abierto por obras», cuenta el concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Linares, Daniel Campos. Además, se ha querido implicar a la población local para que se identifique con su pasado arqueológico y cientos de vecinos ya han participado como voluntarios en la excavación. «Queremos que Cástulo se convierta a través del turismo en el motor económico de una ciudad en proceso de desindustrialización», dice Juan Fernández, alcalde de Linares.

Los éxitos recientes se deben en buena parte al trabajo durante más de 20 años del arqueólogo José María Blázquez, catedrático emérito de la Complutense, quien consiguió en los años 70 que se expropiaran las 80 hectáreas de olivar que forman parte hoy del Conjunto Arqueológico de Cástulo. Por eso es él quien firma la primera referencia científica del mosaico de los amores, publicada en la revista Siete esquinas, del Centro de Estudios Linaerenses.

Cástulo es una ciudad que se devora a sí misma. Un lugar donde una joya romana del Bajo Imperio, el mosaico de los amores, y un testigo único del primer cristianismo de la Península Ibérica, una patena de vidrio tres siglos posterior se daban la mano situadas a apenas un par de metros de distancia.

FUENTE: elmundo.es

La destrucción del patrimonio por los yihadistas amenaza la diversidad cultural de irak. No son sólo piedras. “La destrucción del patrimonio cultural y arqueológico acaba con la diversidad que caracteriza el tejido social iraquí”, declara May Shaer, directora de proyectos de la Unesco para Irak, desde un pequeño despacho de la Ciudadela de Erbil. Los terroristas del Estado Islámico (EI) lo saben. Entre sus primeros objetivos estuvieron las mezquitas chiíes de Mosul y Tel Afar; luego vino la retirada de una estatua de la Virgen de una iglesia de Mosul y la destrucción del templo yezidí de las Tres Hermanas en Bashiqa o el kakai Mazar Yad Gar en Hamdaniya.

“Es muy difícil supervisar la situación en las zonas bajo control del EI, como por ejemplo Mosul”, admite Shaer. “Estamos en contacto con el Ministerio de Turismo y Antigüedades en Bagdad para conocer lo que está sucediendo”, explica. La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que eso es lo que significa Unesco, también ha pedido al personal humanitario sobre el terreno que informe de los casos de destrucción que detecte.

De momento, no hay constancia de que las huestes del EI hayan dañado sitios arqueológicos, aunque la Unesco está alerta. Tres de los cuatro recintos iraquíes declarados patrimonio de la humanidad, Hatra, Ashur y Samarra, se hallan en territorio del autoproclamado califato. Sin embargo, Shaer evita enumerar sitios en riesgo para no llamar la atención sobre ellos.

“Sabemos que hay lugares amenazados, pero consideramos que cuanto más se mencionen, peor. Esperamos que no los ataquen”, señala.
No obstante, la responsable insiste en que “todo lo destruido intencionalmente es importante y significativo, y no debe minimizarse porque esté asociado con un grupo o confesión determinado”. Shaer subraya el valor de la diversidad. “El patrimonio es un elemento clave de la cohesión social”, insiste.

Los milicianos del EI y otros grupos similares siguen una interpretación extrema del islam suní conocida como salafismo que considera idolatría la veneración de estatuas y tumbas. Pero hay algo más que motivos religiosos en su forma de actuar.

“[Los monumentos] son signos de identidad de otras comunidades políticas o espirituales contra las que, quienes los destruyen, se oponen y se definen”, explica Pedro Azara, profesor de Estética de la Politécnica de Cataluña. Este arquitecto, miembro de una misión arqueológica internacional entre Erbil y Mosul, lo compara con el acto de romper fotografías o tirar por la ventana las pertenencias de alguien con el que se está enfrentado. “Se destruyen porque se sabe que dolerá profundamente al otro, quien se identifica con su objeto admirado”, añade.
Para Amnistía Internacional esas acciones forman parte de la “política de limpieza étnica” de los yihadistas. “Refuerza su mensaje a las minorías étnicas y religiosas de que no hay lugar para ellas en Irak”, afirma en su último informe en el que acusa a al EI de “destruir y dañar de forma sistemática los lugares de culto de las comunidades no suníes”.

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, ha hecho varios llamamientos este verano para que todos los implicados “se abstengan de destruir el patrimonio cultural, incluidos los lugares religiosos”. También ha recordado de que se trata de “crímenes de guerra”, cuyos autores deben ser perseguidos. No parece que la referencia a la legalidad internacional vaya a hacer mucha mella en un grupo que la desprecia e incluso se jacta de violarla.

“Nuestro mensaje a la comunidad internacional y al público en general es que pueden ayudar a mitigar el daño”, explica Shaer. La Unesco ha puesto en marcha un Plan de Acción para minimizar las amenazas sobre el patrimonio iraquí tanto por la guerra en sí como por la destrucción deliberada, la excavación ilícita o el tráfico de piezas arqueológicas. Entre las medidas, se han facilitado a EE UU las coordenadas de los lugares patrimonio de la humanidad, o candidatos a esa lista, para que sus militares lo tengan en cuenta y eviten dañarlos durante sus operaciones.

De vuelta en la Ciudadela, declarada Patrimonio de la Humanidad el pasado 21 de junio, Ranan Tawfiq, subdirectora de la Comisión de Revitalización, apunta a un daño colateral del conflicto: “Desde hace un mes todas las obras de rehabilitación del recinto están paradas”. Aunque el frente está a medio centenar de kilómetros, la falta de fondos que se acusaba desde enero por diferencias entre el Gobierno regional kurdo y el central en Bagdad, se ha agravado por la ausencia de turistas y el esfuerzo bélico.

Parte de bajas
Esta es una lista de los sitios destruidos por el Estado Islámico desde su ofensiva del pasado junio:

• Qabr al Bint, o Tumba de la Chica, un popular monumento de Mosul
• Mezquitas chiíes de Mosul y Tel Afar.
• Mausoleo del historiador Ibn al Athir, en el centro de Mosul.
• Estatuas del músico Ozman al Musuli y del poeta Abu Tammam, en Mosul.
• Retirada de la Virgen del tejado de la Iglesia de la Inmaculada en Mosul.
• Tumba del profeta Jonás en Mosul.
• Santuario chií del imam Redha Maqam, en las proximidades de Bartella.
• Templo yazidí de las Tres Hermanas, en Bashiqa.
• Templo yazidí del jeque Mand, en Sinjar.
• Templo kakai de Mazar Yad Gar, en Hamdaniya.
• Templo kakai de Sayed Hayyas, en Hamdaniya.

FUENTE: www.elpais.es

 

Los ingenieros romanos utilizaban un hormigón hidrófugo para evitar filtraciones de agua al subsuelo. El conducto, de unos 75 kilómetros, abastecía Gades desde la Sierra de Las Cabras.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Cádiz, coordinados por el profesor Lázaro Lagóstena, ha llevado a cabo a lo largo del verano, en el marco del proyecto Aqua Ducta, actuaciones para la valorización patrimonial, económica y social del acueducto romano de la sierra Gades. En este proyecto se incluyen diferentes tareas arqueológicas de prospección, limpieza, levantamientos topográficos y fotogrametría en varios de los tramos del acueducto romano de Gades. Esta compleja obra hidráulica, de una longitud de 75 kilómetros, abastecía a la ciudad gaditana y su cabecera se situaba en los manantiales de Tempul, en la sierra de las Cabras. Los trabajos que se están desarrollando en estas semanas están aportando datos e informaciones novedosas ubicadas de momento en el primer tramo de la conducción, según informa la UCA.

Los científicos han descubierto en las inmediaciones de la fuente de captación cómo la galería fue protegida externamente por una cubierta plana de opus signinum, un hormigón hidrófugo, para facilitar el paso del agua de lluvia y escorrentías superficiales, como técnica preventiva que evitara daños y filtraciones en la conducción subterránea.

En la construcción del acueducto se emplean diversas técnicas de conducción del agua y una de las más complejas son los sifones. El sifón permite que el agua salve depresiones del terreno y recupere su nivel al otro lado, empleando el principio de los vasos comunicantes, tal y como han explicado desde la Universidad. En el valle de los Arquillos, el acueducto gaditano tenía que cruzar el arroyo salado de Paterna y se construyó un sistema de sifón que se desarrolla, por tramos, a lo largo de más de cuatro kilómetros. «Una espectacular obra de ingeniería con pocos paralelos en el marco del imperio», según afirma Lázaro Lagóstena. Los trabajos de fotogrametría y topografía realizados en los elementos arquitectónicos de este sifón han deparado el hallazgo de una estructura arqueológica lineal de grandes proporciones, construida con sillares de notables dimensiones, pero de funcionalidad incierta, aunque, sin duda, relacionada con la torre de carga del sifón localizada en el cortijo La Rendona.

Otro de los hallazgos se ha producido en la finca de las Piletas, con nuevas galerías del acueducto y derivaciones de la misma hacia una villa romana, «lo que demostraría que el acueducto daba servicio de agua a entidades rurales menores, con o sin el consentimiento de los magistrados gaditanos para el aprovechamiento de esta aqua caduca», agua sobrante en momentos de abundancia hídrica; cuyo empleo podía ser permitido previa concesión por las autoridades de la época.

Esta villa de las piletas y otros hallazgos similares están arrojando luz sobre otro elemento poco conocido del acueducto y su trazado: su relación con elementos del poblamiento antiguo del territorio que atravesaba. Se han identificado nuevos yacimientos, según los investigadores, que se investigarán en profundidad para conocer aspectos funcionales que permitan establecer su relación exacta con la obra hidráulica.

Las tareas realizadas están permitiendo además una documentación gráfica y planimétrica a través de levantamientos topográficos y fotogramétricos de las estructuras arqueológicas del acueducto. «Se trata de información de la que se carecía hasta le fecha y de gran valor para la futura digitalización y modelación de los elementos del acueducto, que será empleada en los recursos que se diseñarán para la difusión y puesta en valor de este bien patrimonial», como ha anunciado el responsable del proyecto.

En la primera quincena del mes de agosto se han realizado, entre otros trabajos, la toma de datos fotogramétricos y topográficos de la galería de cubierta plana en las inmediaciones de Tempul y de una de las torres del sifón de los Arquillos.

Con este material, el equipo de investigación de la UCA está generando los primeros modelos tridimensionales de alta precisión de estas estructuras, a partir de la técnica de fotogrametría. Las restituciones volumétricas de los restos arqueológicos existentes en el valle de los Arquillos, obtenidas de esta forma, serán utilizadas en la simulación infográfica original de todo el sifón. Estos modelos 3D serán además, analizados por los especialistas del proyecto para el estudio de sus elementos desde las diferentes áreas: la historia de la técnica, la arqueología, la arquitectura antigua y la ingeniería hidráulica.

Los trabajos continuarán en las próximas semanas, siguiendo el recorrido de la obra desde los manantiales hacia la ciudad de Cádiz.

FUENTE: diariodejerez.es

 

La Fundación Itálica de Estudios Clásicos, constituida para difundir y profundizar en el legado histórico del Conjunto Arqueológico de Itálica, que guarda las ruinas de la antigua ciudad romana que descansa en Santiponce, ha acordado promover ante la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco) una candidatura para que la ciudad que vio nacer a los emperadores Trajano y Adriano sea declarada Patrimonio de la Humanidad.

Concha Cobreros, vicepresidenta de esta fundación dedicada a la difusión del patrimonio del recinto arqueológico de Itálica y la investigación de su legado y sus secretos, ha manifestado que la institución, creada por la Asociación de Amigos de Itálica, de la que forman parte unos 220 amantes del legado de la antigua Roma, ha decidido «dar este paso» para que la máxima organización mundial en materia de cultura reconozca el papel de las ruinas de Itálica, conocidas por su espectacular anfiteatro, al tratarse de la primera ciudad romana fundada en Hispania y «la cuna de los emperadores Trajano y Adriano».

El asentamiento romano, en concreto, fue fundado por Publio Cornelio Escipión El Africano allá por el año 206 antes de Cristo y fue la cuna de los citados emperadores romanos. El 13 de diciembre de 1912, a propuesta de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, una real orden declaró estas emblemáticas ruinas romanas como monumento nacional, un hito cuyo centenario pasó en 2012 sin pena ni gloria por lo que a las instituciones públicas se refiere.

La reciente rehabilitación del antiguo teatro, no obstante, ha constituido un cierto revulsivo para el conjunto arqueológico, que en su remozado espacio escénico acoge actualmente los espectáculos del Festival Internacional de Danza de Itálica y las funciones del ciclo Teatros Romanos de Andalucía. No obstante, y sobre la proyección de este conjunto arqueológico, cabe recordar que las propias determinaciones de su plan director reconocen que el monumento «no ha resultado favorecido con las inversiones públicas».

El documento de avance del plan director del Conjunto Arqueológico de Itálica, elaborado por la Consejería de Cultura para planificar la gestión y conservación del monumento, expone en ese sentido una serie de aspectos que invitan a la reflexión. Porque en la página 17 del citado documento, queda reflejado que si bien para «muchos arqueólogos e historiadores» este conjunto arqueológico es «un yacimiento excepcional» y todo un «referente» en materia de investigación de la historia antigua, «esta merecida posición tiene una menor repercusión tanto en el ámbito institucional, como en el de la opinión pública», recibiendo además «presupuestos muy bajos».

FUENTE: diariodesevilla.es